Historia. Miradas de artista
Arte
A lo largo del tiempo, la historia ha tenido una representación importante en el arte. De hecho, la pintura de historia se ha considerado tradicionalmente como uno de los géneros más importantes. Por ello, cuando el historiógrafo y teórico del clasicismo francés André Félibien planteó la jerarquización de los géneros pictóricos en 1667, reservó el primer lugar a la pintura de historia cuya importancia perdura hasta el siglo XIX. Y aunque en menor medida también en el siglo XX y hasta la actualidad sigue habiendo artistas que abordan este tema en sus obras.
Pero no solamente la pintura ha concitado ese interés y atención por la historia, en el siglo XX y XXI también lo ha hecho la fotografía, la instalación (forma pudiéramos decir expandida de la escultura) y el vídeo.
Esa atención por parte del arte a la gran historia se ha expandido a la denominada “pequeña historia” desde que en los años ochenta del siglo XX la postmodernidad puso en cuestión los grandes relatos. Desde ese momento la “pequeña historia” es considerada como parte de las múltiples historias posibles que conforman la realidad. Por tanto, me gustaría que en esta próxima exposición se plantearan los diversos modos de aproximarse a los hechos históricos, tanto del presente como del pasado, a través de la pintura, la fotografía, el vídeo y la instalación, desde la postura distanciada del artista trabaje éste en el medio que trabaje.
Una reflexión sobre los acontecimientos históricos del pasado y también del presente. Desde los grandes acontecimientos como las guerras hasta conflictos de la actualidad, los de la “pequeña historia”. O incluso desde la reinterpretación de acontecimientos históricos, a partir de los cuales los artistas actuales crean una nueva narración.
Desde esa postura distanciada del arte se han abordado aspectos como la memoria, las huellas, las heridas, la evocación o incluso la re-interpretación de los acontecimientos históricos. Obras que nos cuestionen sobre los diversos modos de representación de la realidad y pongan en evidencia, de manera sutil y distanciada, las cicatrices dejadas por la historia, en un mundo convulso en el que las certezas han desaparecido y las fronteras entre la realidad y la ficción se hacen cada día más borrosas.