Noir español

En la sala de cine proyectaremos un ciclo de cinco películas destacadas del noir español. Hemos seleccionado largometrajes que reflejan las especiales características de este género, muy influenciado por la crónica negra y la idiosincracia de nuestro país, que se interesa por temas y preocupaciones sociales como la marginalidad, las drogas o el terrorismo.

El cebo, de 1958, es una coproducción española, suiza y alemana, una de las mejores películas de Wajda, director que se hizo popular en nuestro país por dirigir tres películas con el popular Pablito Calvo. Una niña aparece asesinada en el bosque de un pequeño pueblo suizo. Inmediatamente las sospechas recaen sobre el viejo vendedor ambulante que encontró el cadáver. Únicamente el comisario Mattei duda de su culpabilidad, pero se acaba de jubilar y deja el caso en manos de un compañero. Ya en el aeropuerto, a punto de despegar su avión, a Mattei le vienen a la mente algunos detalles contados por los niños de la escuela; decide entonces aplazar su viaje e investigar el caso.

El crack, de 1981, es una de las películas más logradas de José Luis Garci, en la que juega con los tópicos del género negro. En este éxito del cine español de los 80 destaca la interpretación de Alfredo Landa, que se mete en la piel del detective Alfredo Areta. Un antiguo policía que trabaja como detective, recibe el encargo de encontrar a la hija de un empresario de Ponferrada. Gracias al novio, averigua que la chica estaba embarazada y huyó de casa. A partir de ese momento, empieza a sufrir todo tipo de presiones para que abandone el caso, pero Areta seguirá investigando hasta el final.

Matar al Nani, de 1988, relata uno de los casos más sonados de la crónica negra de los ochenta. Santiago Corella, El Nani es ya un nombre mitificado por el público. Delincuente juvenil de los años de la transición, cuya desaparición en una comisaría tras un interrogatorio aún no ha sido aclarada, es llevada a la pantalla por Roberto Bodegas, poniendo el acento en la denuncia de la brutalidad policial y especulando con el desenlace de la historia. Una historia que mezcla denuncia política y crónica social de una época.

La caja 507, de 2002, es un espléndido thriller, un devastador retrato de corrupciones y personajes al límite. Destacan la interpretación de Antonio Resines y, en especial, la de un contundente y sobrio José Coronado. Modesto, un hombre honrado y trabajador, dirige una sucursal bancaria en la Costa del Sol. Un día, unos atracadores entran en el banco, revientan las cajas de seguridad y lo dejan atrapado dentro. Casualmente, al mirar el contenido de la caja 507, descubre que la muerte de su hija, ocurrida hace algunos años, no fue accidental.

Celda 211, de 2009, es un thriller carcelario que fue un enorme éxito de crítica y público. La narración es tensa y compleja y sus imágenes están llenas de fuerza, suspense y veracidad. Destacan los buenos e ingeniosos diálogos, el interesante trasfondo crítico y especialmente un personaje, Malamadre, interpretado por un magistral Luis Tosar. El día en que Juan empieza a trabajar en su nuevo destino como funcionario de prisiones, se ve atrapado en un motín carcelario. Decide entonces hacerse pasar por un preso más para salvar su vida y para poner fin a la revuelta, encabezada por el temible Malamadre. Lo que ignora es que el destino le ha preparado una encerrona.